«Madrid ha celebrado el centenario de aquella gloriosa jornada en la que la Milicia Nacional, luchó en la defensa de la Constitución y de la libertad contra la Guardia Real insubordinada, para imponer a España el absolutismo de Fernando VII. Vencieron los milicianos, que defendieron heroicamente la Plaza de la Constitución (hoy Mayor), asaltada por las Guardias Reales, y derrotaron a éstos, batiéndolos de nuevo en la Puerta del Sol y persiguiéndolos hasta las puertas de Palacio» Nuevo Mundo 14 de julio 1922
En síntesis el suceso aludido en este párrafo fue el siguiente: Los batallones acuartelados en el Pardo se dirigieron a Madrid en la noche del 6 de julio de 1822. Al día siguiente se enfrentaron a los liberales en diferentes escenarios de la capital, La Puerta del Sol, Plaza Santo Domingo, y en la Plaza Mayor, donde fueron finalmente derrotados. Al no encontrar el firme apoyo del Rey ni del resto de batallones de la Guardia Real que custodiaban a la Familia Real, decidieron ante su penosa situación, iniciar las condiciones de la capitulación. La rendición se fijó en la Casa de la Panadería, pero no se llegó a una entente, y volvieron los enfrentamientos. Finalmente, las tropas leales al gobierno, en el Camino de Alcorcón tras una vertiginosa persecución desde el Campo del Moro, alcanzaron a los rebeldes que fueron apresados.
El resultado de este intento fracasado absolutista señala el profesor José Cepeda Gómez: «fue el de aumentar no sólo la brecha que existía entre partidarios de la Constitución y partidarios del Antiguo Régimen, sino que hizo mayor la división interna dentro del propio campo liberal. Los «doceañistas» se vieron desbordados por el ala más radical del liberalismo y el día 27 de julio se produjo el cambio de gobierno: Martínez de la Rosa fue sustituido por el «exaltado» Evaristo San Miguel (…) Desde ese verano se hacía evidente la incompatibilidad entre la Monarquía de Fernando VII y la revolución española».
El pueblo madrileño quiso honrar un siglo después, mediante este emotivo acto, en uno de los escenarios del combate, a los valientes madrileños que se enfrentaron a los 4 batallones amotinados de la Guardia Real. Era igualmente aquella ceremonia, una exaltación de las libertades contra la tiranía y el despotismo, enfatizando la trascendencia de este episodio en nuestra Historia, e incluso en la europea, ya que las potencias signatarias de la Santa Alianza comenzaron a diseñar lo que apenas un año después ejecutarían.
Nuevo Mundo 14 de julio de 1922
«Los Pronunciamientos en la España del XIX» José Cepeda Gómez. Cuadernos de Ha.